Cuando tenía 16 años, mi familia
tuvo la posibilidad de adquirir el negocio en el que mi padre había trabajado
toda su vida. Los accionistas se desprendían de la empresa y se la ofrecieron.
Se habló de ello en casa y recuerdo
que mi hermana y yo le animamos a hacerlo, ya se sabe que la ignorancia es muy
atrevida. Al final la oferta se rechazó por el montante económico que suponía
aceptarla.
Entonces no lo comprendí. Tardé años
en darme cuenta de que mi padre, dicho desde el mayor de los respetos, no tenía
ADN emprendedor, a pesar de ser un excelente gestor.
El auténtico emprendedor tiene un código
genético que le hace diferente, en muchos aspectos, al resto de las personas. Y
puntualizo lo de auténtico no por polemizar, sino por que las circunstancias de
la vida, en ocasiones, hacen que personas que nunca se lo habían planteado
adopten este rol.
Si una idea bulle en tu mente y
empiezas a planificar la forma de convertirla en proyecto y el proyecto en
realidad, eres un potencial emprendedor.
Si trabajas tu idea hasta la
saciedad, le das las vueltas necesarias, buscas los pros y los contras,
visualizas su ejecución y la planificas, estudias el mercado para calcular la
aceptación que puede tener, si preparas un plan de negocio donde veas la
financiación que vas a necesitar, los costes y beneficios que puedes obtener y eres capaz de conseguirla, ya eres un
emprendedor.
Tendrás que ser inasequible al
desaliento, saber levantarte en cada ocasión que un tropiezo te haga caer,
sortear y resolver las muchas dificultades que encontrarás cada día, ser líder de tu equipo,
aunque el equipo seas tu mismo y sobre todo, creer a pies juntillas en lo que
haces.
Nunca olvides que gestionar y hacer
rentable tu empresa no va a ser más fácil por el hecho de tener un tamaño
pequeño, pero tampoco más difícil que si fuese grande.
No pretendas ser maestro en todo lo
que haces. Si lo eres ¡Enhorabuena!, pero no será lo habitual y querer
conseguirlo te restará fuerzas para cumplir tu objetivo. Reza el dicho “aprendiz
de todo, maestro de nada”. Pide ayuda o asesoramiento cuando lo necesites, la
vas a encontrar y no necesariamente con un coste económico.
Si te sientes identificad@ con las
generalidades citadas, eres o vas a ser un emprendedor.
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