sábado, 25 de julio de 2015

EL ADN DE UN EMPRENDEDOR ( II )


            En el capítulo anterior mencioné, de forma genérica, algunas de las  dificultades más habituales que nos encontraremos en el desarrollo de la idea hasta convertirla en realidad tangible. Omití, ex profeso, las fases emocionales por las que suele pasar cualquier proyecto y que son consecuencia de los sucesivos estados de ánimo del o los emprendedores durante el desarrollo (entusiasmo, desánimo, pánico, cansancio físico y emocional, etc.). Todas ellas serán más o menos cortas o largas, en función de cómo seamos y de la inteligencia emocional que apliquemos, pero si el proyecto está bien definido y estructurado, será nuestra guía, nuestro GPS  para avanzar por el camino que entendemos como correcto.
            El emprendedor tiene claro el objetivo que persigue y ha de ser el líder natural del proyecto y sobre el que recae la responsabilidad de llevar la nave por la ruta más conveniente. En caso de que varios emprendedor@s participen en el mismo proyecto, ha de haber un líder consensuado y aceptado por todos, en un barco no puede haber varios capitanes.
            En muchas ocasiones el emprendedor actúa como visionario, en el buen sentido de la palabra. Es capaz de ver posibilidades de negocio que a otros pasan desapercibidas y, por desgracia, en muchas ocasiones también se queda en eso, en posibilidad.
            La imagen que acompañaba al capítulo anterior es bastante gráfica de lo que representa iniciar una andadura de este tipo. Nos encontramos solos, con una inmensa escalera delante, que debemos ascender sin saber a donde nos llevará y sin pasamanos que nos sirvan de apoyo en la ascensión. La sensación de miedo es inevitable. Un entrono gris y oscuro que nos lleva a lo desconocido. Asusta y mucho, por eso hay que ser de una pasta especial para hacerlo.
            La imagen de hoy sigue siendo una escalera. El ascenso por cada peldaño no lo podemos evitar si queremos llegar a la parte alta. Pero en esta, el entorno no es gris sino todo lo contrario, hay luz, color y es más difícil caerse.

La cuestión no es si tienes aptitudes para ascender, sino de cual es tu actitud en el ascenso.

Y el primer peldaño, aun teniendo el entusiasmo y la frescura de empezar algo nuevo y  apasionante que hemos parido nosotros mismos, es el que mas nos cuesta subir.

Los siguientes…. son mucho más fáciles, no lo dudes y empieza 

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